Un show musical íntimo de primer nivel en Paysandú
La noche de ayer (8), quienes asistimos a la Alianza Francesa de Paysandú nos encontramos con una típica noche de Primavera Oriental; el clima ideal para disfrutar de una velada que quedará en el recuerdo de todos. Hoy te contamos lo que vivimos en la intimidad de este homenaje al oído, la amistad y la integración, saboreando una exquisita mezcla de sonidos.
La música debía comenzar a las 21. Pero se hizo esperar, como todas las cosas buenas de la vida. La música debía comenzar a las 21, pero a nadie le importaba esperar. Al contrario. Se respiraba un clima de camaradería, donde el intercambio cultural se inició con la conversación, en la que participaron todos: músicos, organizadores y público.
Participaron todos, porque la comunicación, el contacto y el intercambio de historias también forman parte del show. Un show íntimo, entre amigos. Exquisitamente humano. La música se hizo esperar, pero el show comenzó a las 21. Y todo fue perfecto.
Dijimos en Sanduceros que Primavera Oriental era un evento de música de nivel internacional, donde los acentos diferentes se funden en una amistad armoniosa de notas que atrapan. Y fue exactamente así. El escenario, a tono con el mágico jardín de la Alianza Francesa, nos recibió para vivir una noche diferente en Paysandú.
Durante más de 3 horas, los artistas nos hicieron degustar canciones escritas con esa sensibilidad que les caracteriza. Canciones que fueron compuestas con el olfato colorido de ricas experiencias de vida. Letras inspiradas en personas reales, en historias de vida, en la naturaleza viva y la sociedad que se encuentra en desfile constante.
Fue un show vivo, que nos permitió viajar y estar cerca del río, ser un amador -y enamorarnos- en el Cabo Polonio, darnos cuenta que todos podemos ser Federico y caminar por la calle Soriano al son de los tambores. Fue un show interesante que transgredió las barreras del escenario y rompió paradigmas. Un show que nos regaló momentos improvisados, pero donde nada ocurrió al azar.
El público se puso de pie y no escatimó en aplausos y agradecimientos por una noche mágica y diferente en Paysandú. Una noche en la que -de pronto- todos descubrimos que tenemos un sexto sentido y que viajar con la música es posible.
