Medidas aplicadas frente al ébola son innecesarias y alarmistas

Medidas frente al ebola son innecesarias y alarmistas

Científicos españoles aseguran que la protección respiratoria no siempre son necesarias.

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De acuerdo con un artículo publicado en The Lancet, algunas de las medidas de protección que se utilizan ante los pacientes de ébola son innecesarias y alarmistas. Así lo afirman investigadores de la Universidad de Valencia y del Hospital La Paz-Carlos III de Madrid, quienes aseguran que estas medidas “son frecuentemente innecesarias y pueden contribuir al pánico de la población”, sobre todo en países que no se pueden permitir adquirir esos elementos de protección.

Los autores basan sus declaraciones en que el virus tiene escasa capacidad para propagarse por vía aérea. Y explican que  “el principal modo de transmisión de este peligroso virus es a través del contacto con las secreciones de los pacientes infectados (sangre, vómitos o heces) directa e indirectamente (a través de agujas contaminadas)”.

En definitiva, afirman que el contagio se produce usualmente entre los familiares, amigos del enfermo, y en especial entre los médicos o enfermeros que le asisten médicamente y realizan las “maniobras de intubación orotraqueal o cuando se atiende a un paciente que está vomitando o sangrando”.

En este escenario, los investigadores manifestaron su profunda “preocupación por un aspecto de la respuesta a la actual epidemia de enfermedad por virus de ébola que, hasta el momento, ha recibido poca atención y carece de un fundamento científico, lo que puede llegar a ser contraproducente”.

En su opinión, todos los actores que participan en la lucha contra la epidemia del ébola -que captó la atención del mundo entero los últimos meses- “aplican medidas de contención respiratoria y otras propias de los usos NBQ (Nuclear Bacteriológico Químico) de gran espectacularidad, recogidas de forma profusa por los medios de comunicación”.

Pero estas medidas excesivas que -además de “costosas y francamente incómodas”– son contraproducentes, pueden generar una falsa sensación de seguridad en el personal sanitario. Y como lo expresa José María Martín-Moreno, investigador de la Universidad de Valencia, “este enfoque sugiere que la única defensa posible para las personas consiste en ponerse un equipo de protección individual, inaccesible para la población en general”.

Equipos que pueden -incluso- generar el efecto contrario pretendido, ya que utilizarlos configuran un peligro más que enfrenta el personal sanitario. Ello, porque el personal debe conocer y respetar rigurosamente los estrictos procedimientos que se deben seguir para ponérselo y sacárselo. Y cuando estas reglas no se cumplen, el riesgo es mayor que si no se utilizara protección.

Por otro lado, y en este contexto, los médicos investigadores alertan que la espectacularidad de las imágenes que genera el uso de protección desmedida “puede llevar a la gente a huir de las zonas afectadas, lo que podría aumentar la propagación de la infección”. Y esto se ve agravado cuando los que huyen son los médicos, enfermeros y personal sanitario en general.

¿Cuál es -entonces- la protección adecuada para el ébola?

Los médicos españoles afirman que, si los pacientes que contrajeron ébola no sufren de hemorragias o vómitos, son suficiente las medidas que protegen a las personas de la exposición a fluidos por contacto directo. Esto es, el uso de guantes, batas impermeables, gafas, mascarillas y la simple medida de llevar a estos pacientes a habitaciones separadas en el centro hospitalario.

Agrega Martín-Moreno que “las gafas y las mascarillas pueden llegar a no ser ni siquiera necesarias para hablar con pacientes conscientes, siempre y cuando se guarde una distancia de 1 o 2 metros –la distancia máxima que pueden alcanzar las gotitas infecciosas que pueden trasladar este virus, que no resiste mucho ni llega lejos flotando en el aire–”.

Para finalizar, los médicos afirman en The Lancet que “en el control de las enfermedades infecciosas –sobre todo en los países en vías de desarrollo–, más no es necesariamente mejor y, muy a menudo, la respuesta más sencilla es la óptima”.

¿Qué opinas de la epidemia de ébola y la forma en la que el mundo la ha enfrentado?

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