Estar o no estar. ¿Esa es la pregunta?

Hay empresas que se siguen planteando la conveniencia de estar en las redes sociales. Y muchas hablan de lo importante que es aquello de tener un plan, una estrategia a la hora de salir a la cancha. Y en ese punto, estamos de acuerdo. Eso es fundamental.

También es cierto que no hay que estar por estar. O porque sea una moda; que ya no lo es.

Evidentemente no todas las redes sociales son para todas las empresas. Y la forma de estar, de comunicar deberá ser adaptada a las características de cada una de ellas; y de su público.

Pero el estar no debe siquiera ser planteado como duda: la respuesta es sí.

Si lo que se busca es vender –de forma directa- más productos, entonces no siempre es lo ideal. Hay que ver muy bien la estrategia adoptada. Por ejemplo, ¿nuestra empresa está incursionando en el comercio electrónico?

Y aquí es donde se genera la importancia de la estrategia. El qué y el cómo, que dependerá del cuándo y el dónde.

Decimos que la respuesta de estar o no en las redes sociales es sí. Es que hoy las personas deciden compras por lo que se informan en Internet y las redes sociales; transformando al vendedor del local en un mero despachante, eslabón más de la cadena de distribución.

La decisión de la compra, el momento de la verdad, está en Internet. Buscando opiniones de usuarios (que si son conocidos, mucho mejor). Estudiando la reputación de la empresa que elegiremos para realizar la compra. Analizando la información que encontremos y nos permita decidir la mejor inversión –o gasto- con nuestro dinero. No hay un consumidor en redes sociales y uno en “la vida real”. Es el mismo. El consumidor de hoy es un prosumidor.

En este punto, hoy la competencia pasa por otro lado. Y ese lado pasa –por ejemplo- por la atención que recibimos como consumidores. Por la información que se nos brinda. Pasa por precios competitivos; pero que nos asegure un respaldo, un soporte de quien nos vende. Pasa por comprar a una empresa responsable, transparente y auténtica.

Y para esto las redes sociales ayudan. Ayudan demostrar que somos una empresa que brinda servicio real. Demostrar que somos una empresa que cumple. Que sabe lo que hace. Tal vez los resultados no sean tan cortoplacistas. Pero que los hay, los hay.

Lo anterior se aplica a todos. Empresas que venden productos y empresas que venden servicios. Desde empresas de venta de tecnología a abogados y contadores. Cada uno con la estrategia, comunicación y objetivo que le sea adecuado.

Al final del día, las empresas –en algún punto- son como nosotros, las personas. Si somos buenos, queremos mostrarnos. Escribimos artículos, inventamos cosas, difundimos ideas. No nos importa que nos copien. Los que nos eligen sabrán que somos buenos. Por el contrario, si somos malos, o “chantas”, probablemente busquemos el anonimato. Y muy seguramente -a la larga o a la corta- no nos elija nadie.

@aromerocastro

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